No se puede ver el trabajo solo como un factor más de costo de producción, que si se encarece (por un aumento en los salarios) aumenta los costos totales de producción y por ende los precios de los productos o servicios. Es una postura válida, sin embargo muy simplista.
Un aumento salarial implica la dinamización de la economía a partir del factor consumo y de la inversión a partir del factor ahorro. Un aumento en la productividad laboral debe ser una repuesta a un aumento salarial, no viceversa; mantener una economía dinamizada a partir del consumo interno, es más fácil salvaguardarla de los choques externos. Bolivia es un excelente caso de éxito de lo que ha implicado aumentos salariales planificados.
El aumento salarial que exponemos en CONACERD, no es una simple propuesta, es una necesidad. La República Dominicana en los últimos 5 años ha mantenido un crecimiento económico promedio por encima del 5% y una inversión extranjera promedio por encima de los 2 mil millones de dólares distribuidos en sectores que generan empleos calificados (como el turismo, telecomunicaciones y minería). Las condiciones están, solo falta asumir el reto por parte del gobierno y el sector privado.
Como una forma de compensar la pérdida del poder adquisitivo que impactó a la población con la aplicación de la Ley 253-12, de reforma fiscal, en CONACERD proponemos que previo a la implementación de una nueva reforma como está contemplado en la Estrategia Nacional de Desarrollo (END); el Gobierno y los distintos sectores del país se aboquen a la aprobación de un alza salarial escalonada de un 18%.